26/06/2015 - 4:32 pm
“Quien calla consiente. El silencio
de Brasil es vergonzoso e
inmoral” porque la prisión de opositores en Venezuela es “una cuestión
humanitaria”, lanzó esta semana Aécio Neves, quien perdió la presidencia
de Brasil frente a Rousseff
por apenas 3% el año pasado
Aliado estratégico de Venezuela en la
región, el gobierno izquierdista de Dilma Rousseff observa con cautela la
situación política del país caribeño, y guarda un silencio “inexplicable” para
la oposición en Brasil, que
aprovecha su pasividad para montarle otro frente de batalla.
“Quien calla consiente. El silencio
de Brasil es vergonzoso e
inmoral” porque la prisión de opositores en Venezuela es “una cuestión
humanitaria”, lanzó esta semana Aécio Neves, quien perdió la presidencia
de Brasilfrente a Rousseff por
apenas 3% el año pasado.
Venezuela atraviesa un período de
turbulencias, con políticos y estudiantes contrarios al gobierno de Nicolás
Maduro encarcelados, en medio de una abrupta caída de ingresos petroleros y
descontento popular por una disparada de la inflación y escasez de productos
básicos.
Liderado por Neves, un grupo de
senadores brasileños de la oposición y de la base aliada del gobierno viajó la
semana pasada a Caracas para pedir la liberación de los opositores.
Los parlamentarios pretendían visitar
en prisión al líder radical Leopoldo López. Pero la comitiva brasileña no pudo
llegar a la cárcel debido a protestas pro-chavistas que cortaron su paso y a
manifestantes que agredieron la camioneta en la que viajaban.
Cinco horas después de aterrizar,
tuvieron que desandar sus pasos y retornar a Brasil.
El episodio fue el mechero que encendió
el debate y colocó nuevamente al gobierno de Rousseff en el banquillo: ¿Por qué
no condena las detenciones en Venezuela?
Intervenir, a veces
“El cálculo estratégico de Brasil está preso a esta lectura: tiene
una alianza estratégica con Venezuela en América del Sur y debe tener cuidado
con las posiciones que adopta”, dijo a la AFP Thiago Gehre Galvao, doctor en
Relaciones Internacionales de la Universidad de Brasilia.
En esa lógica, para Gehre se puede
esperar que Brasil canalice
sus acciones a través de los bloques regionales Mercosur y Unasur, para
“blindarse políticamente” y evitar una confrontación directa con su socio
clave.
Pero “el silencio no significa
despreocupación”, apunta. Brasil “tiene
una visión sistémica de la región y sabe que cualquier tipo de problema en el
vecindario le va a afectar”, agrega.
Rousseff llegó a manifestar en una
entrevista a CNN en abril su deseo de que Venezuela libere a los políticos
presos, pero en ningún pasaje criticó explícitamente al gobierno de Nicolás
Maduro.
En un diálogo más reciente con la
televisión alemana, volvió a defender su intención de permanecer al margen: “EnBrasil no somos golpistas. No estamos a
favor de interferencias e intervenciones en países hermanos”.
Esa afirmación le valió reclamos sobre
la postura que adoptó Brasil cuando
el expresidente de Paraguay Fernando Lugo (2008-2012), también de izquierda,
fue destituido de forma sumaria por el Congreso.
En represalia, Argentina, Brasil y Uruguay suspendieron
temporalmente a Paraguay del Mercosur y aprovecharon su ausencia para incluir a
Venezuela en el bloque regional, una decisión a la que Paraguay se oponía.
“En ese caso, hicieron valer la
cláusula democrática del Mercosur y Brasil dio
las espaldas a Paraguay por varios meses”, consideró la economista Miriam
Leitao en una columna del diario O Globo.
“Ahora, el mismo gobierno considera
como una interferencia indebida exigir respeto a las libertades individuales de
líderes opositores y a la libertad de prensa en Venezuela”, agregó.
El presidente de la Cámara de
Diputados, Eduardo Cunha, criticó este viernes la forma como Venezuela ingresó
al bloque y la “contaminación de la política exterior con la ideología”. El
Mercosur “dejó de ser un bloque comercial para convertirse un bloque político”,
sostuvo.
La
“tormenta perfecta”
La cancillería brasileña señaló que
pediría explicaciones a Caracas sobre los “actos hostiles” sufridos por los
legisladores brasileños durante su viaje. Pero las reacciones no pasaron de
allí, tanto del lado brasileño como del venezolano.
“Hubo un incidente diplomático muy
serio, y nuestra respuesta fue muy tímida”, dijo a la AFP Rubens Barbosa, que
fue embajador brasileño en Londres y Washington entre 1994 y 2004.
En circunstancias “normales”,
asegura, Brasil habría
llamado a consultas a su embajador en Caracas. Pero el país se relaciona con
Venezuela en base a “una visión ideológica de afinidad con el gobierno”,
lamentó.
Este jueves, otra comitiva de
legisladores brasileños, esta vez oficialistas, viajó a Venezuela para reunirse
con representantes del gobierno, de la oposición, y hasta con las esposas de
los líderes encarcelados.
“Nuestro viaje fue sufrido. Ellos ahora
surfean una ola preparada”, ironizó uno de los senadores de la oposición, que
denunció un “tratamiento VIP” a la comitiva oficialista.
“Es la tormenta perfecta”, sostiene
Gehre. Con “sagacidad”, la oposición está aprovechando la coyuntura crítica de
Venezuela “para crear un nuevo campo de batalla política contra el gobierno”.
El Carabobeño
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