EL UNIVERSAL
viernes 26 de junio de 2015 01:25 PM
Bruselas.- Tras un acalorado debate en la cumbre de la Unión
Europea (UE) en Bruselas, el bloque llegó a un acuerdo para reubicar a 40.000
refugiados que se encuentran en Italia y Grecia en otros países de Europa, pero
postergó la negociación de los detalles, según confirmaron este viernes fuentes
oficiales.
Italia y la Comisión Europea defendían la incorporación de cuotas para la distribución de los solicitantes de asilo, tema que ocupó las horas de debate del bloque y que finalmente quedó descartado, señaló DPA.
En lugar de cuotas, los refugiados serán distribuidos en base a la voluntad de los países receptores, informó el presidente del Consejo Europeo (CE), Donald Tusk.
"Los líderes acordaron que 40.000 personas serán reubicadas de Grecia e Italia a otros Estados en los próximos dos años", se informó. A esos se sumarán otros 20.000 refugiados procedentes de campamentos fuera de la UE, en particular, próximos a Siria.
La falta de consenso sobre la incorporación de una cuota obligatoria para cada país de la UE generó descontento en varios líderes del bloque. "Este encuentro ha sido prácticamente en vano", apuntó el primer ministro belga, Charles Michel.
Al comentar el tono en el que se desarrolló la sesión, Michel señaló que se vivió "un espectáculo poco digno de Europa", mientras que el canciller austríaco, Werner Faymann, criticó directamente el resultado: "Esta no puede ser la solución que se da ante olas migratorias de semejante dimensión... y, encima, una solución no vinculante", señaló.
Algunos países como Hungría, Bulgaria, Reino Unido y Dinamarca podrían aplicar disposiciones excepcionales. El primer ministro de Hungría, cuyo país ya había expresado objeciones ante la propuesta de distribución por cuotas, saludó el acuerdo diciendo que protegía y servía a "los intereses de los húngaros".
Los ministros del Interior de la UE elaborarán el plan con los detalles hasta finales de julio, según Tusk.
Según trascendió tras la reunión, los refugiados, en su mayoría de Siria y Eritrea, serán redistribuidos en forma transitoria y el inicio de la reubicación no se iniciará hasta dentro de unos meses.
Los conflictos y la represión en África y Medio Oriente llevan a miles de personas a viajar a la Unión Europea en busca de protección o de una vida mejor. Muchos de ellos mueren durante su intento de cruzar el Mediterráneo.
La mayor parte de quienes llegan a Europa se concentra en unos pocos países europeos, desbordando su capacidad de acogida, y los socios menos afectados habían sido presionados para mostrar solidaridad y acoger a refugiados.
El acuerdo ya había estado precedido por un fuerte debate después de que varios Estados miembro se opusieran a aceptar cuotas obligatorias.
"Si no hay acuerdo sobre los 40.000, no merecen llamarse Europa", dijo el primer ministro italiano, Matteo Renzi, a sus socios europeos, según otra fuente. "O hay solidaridad o por favor, no pierdan el tiempo", añadió.
Las fuentes señalaron que las tensiones se vieron exacerbadas por una disputa entre Tusk y el presidente de la comisión, Jean-Claude Juncker, sobre el proceso de la toma de decisiones. Después, ambos limaron sus diferencias antes de ofrecer una rueda de prensa conjunta, aunque la frustración seguía resultando evidente. Juncker consideró la decisión alcanzada de "modesta".
Ahora se espera que los ministros del Interior realicen un esquema de redistribución voluntaria. "Cada país debe ofrecer su propia contribución y después veremos si la suma de las contribuciones nos permite alcanzar el objetivo, y si no es el caso, habrá que hacer correcciones", dijo el presidente francés, François Hollande.
Tusk destacó las circunstancias en Hungría y Bulgaria, señalando que también se han visto afectados por "fuertes flujos migratorios" y dijo que probablemente "serán tratados como casos especiales a la hora de la distribución".
Y es que mientras el foco de atención se puso en los inmigrantes que cruzan el Mediterráneo, los dos países del este de Europa también enfrentan un gran flujo de personas que cruzan las fronteras de sus países para llegar a la UE. Hungría es el país del bloque con mayor peticiones de asilo en relación a su población, y su primer ministro, Viktor Orban, fue uno de los principales opositores al plan de reubicación propuesto.
A comienzos de semana Hungría anunció que dejaría de aceptar que solicitantes de asilo que llegaron al país y después se trasladaron a otros Estados europeos fueran devueltos a su territorio. La normativa europea estipula que las peticiones de asilo deben procesarse en el primer país en el que los inmigrantes se instalaron.
Tras el debate, la canciller alemana, Angela Merkel, describió la migración como el "mayor reto" que la UE ha enfrentado durante el tiempo que lleva al frente del país. "Veo un gran desafío acercándose y aquí se decidirá si Europa está a la altura", señaló.
Italia y la Comisión Europea defendían la incorporación de cuotas para la distribución de los solicitantes de asilo, tema que ocupó las horas de debate del bloque y que finalmente quedó descartado, señaló DPA.
En lugar de cuotas, los refugiados serán distribuidos en base a la voluntad de los países receptores, informó el presidente del Consejo Europeo (CE), Donald Tusk.
"Los líderes acordaron que 40.000 personas serán reubicadas de Grecia e Italia a otros Estados en los próximos dos años", se informó. A esos se sumarán otros 20.000 refugiados procedentes de campamentos fuera de la UE, en particular, próximos a Siria.
La falta de consenso sobre la incorporación de una cuota obligatoria para cada país de la UE generó descontento en varios líderes del bloque. "Este encuentro ha sido prácticamente en vano", apuntó el primer ministro belga, Charles Michel.
Al comentar el tono en el que se desarrolló la sesión, Michel señaló que se vivió "un espectáculo poco digno de Europa", mientras que el canciller austríaco, Werner Faymann, criticó directamente el resultado: "Esta no puede ser la solución que se da ante olas migratorias de semejante dimensión... y, encima, una solución no vinculante", señaló.
Algunos países como Hungría, Bulgaria, Reino Unido y Dinamarca podrían aplicar disposiciones excepcionales. El primer ministro de Hungría, cuyo país ya había expresado objeciones ante la propuesta de distribución por cuotas, saludó el acuerdo diciendo que protegía y servía a "los intereses de los húngaros".
Los ministros del Interior de la UE elaborarán el plan con los detalles hasta finales de julio, según Tusk.
Según trascendió tras la reunión, los refugiados, en su mayoría de Siria y Eritrea, serán redistribuidos en forma transitoria y el inicio de la reubicación no se iniciará hasta dentro de unos meses.
Los conflictos y la represión en África y Medio Oriente llevan a miles de personas a viajar a la Unión Europea en busca de protección o de una vida mejor. Muchos de ellos mueren durante su intento de cruzar el Mediterráneo.
La mayor parte de quienes llegan a Europa se concentra en unos pocos países europeos, desbordando su capacidad de acogida, y los socios menos afectados habían sido presionados para mostrar solidaridad y acoger a refugiados.
El acuerdo ya había estado precedido por un fuerte debate después de que varios Estados miembro se opusieran a aceptar cuotas obligatorias.
"Si no hay acuerdo sobre los 40.000, no merecen llamarse Europa", dijo el primer ministro italiano, Matteo Renzi, a sus socios europeos, según otra fuente. "O hay solidaridad o por favor, no pierdan el tiempo", añadió.
Las fuentes señalaron que las tensiones se vieron exacerbadas por una disputa entre Tusk y el presidente de la comisión, Jean-Claude Juncker, sobre el proceso de la toma de decisiones. Después, ambos limaron sus diferencias antes de ofrecer una rueda de prensa conjunta, aunque la frustración seguía resultando evidente. Juncker consideró la decisión alcanzada de "modesta".
Ahora se espera que los ministros del Interior realicen un esquema de redistribución voluntaria. "Cada país debe ofrecer su propia contribución y después veremos si la suma de las contribuciones nos permite alcanzar el objetivo, y si no es el caso, habrá que hacer correcciones", dijo el presidente francés, François Hollande.
Tusk destacó las circunstancias en Hungría y Bulgaria, señalando que también se han visto afectados por "fuertes flujos migratorios" y dijo que probablemente "serán tratados como casos especiales a la hora de la distribución".
Y es que mientras el foco de atención se puso en los inmigrantes que cruzan el Mediterráneo, los dos países del este de Europa también enfrentan un gran flujo de personas que cruzan las fronteras de sus países para llegar a la UE. Hungría es el país del bloque con mayor peticiones de asilo en relación a su población, y su primer ministro, Viktor Orban, fue uno de los principales opositores al plan de reubicación propuesto.
A comienzos de semana Hungría anunció que dejaría de aceptar que solicitantes de asilo que llegaron al país y después se trasladaron a otros Estados europeos fueran devueltos a su territorio. La normativa europea estipula que las peticiones de asilo deben procesarse en el primer país en el que los inmigrantes se instalaron.
Tras el debate, la canciller alemana, Angela Merkel, describió la migración como el "mayor reto" que la UE ha enfrentado durante el tiempo que lleva al frente del país. "Veo un gran desafío acercándose y aquí se decidirá si Europa está a la altura", señaló.
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