Tres mujeres kurdas se han unido para
detener con las armas el genocidio que
Estado Islámico está aplicado contra esta
minoría
Raparin, Roza y Deijly son tres mujeres kurdas que decidieron unirse en un comando y abandonar su vida en Turquía, para luego viajar al norte de Irak donde se han puesto como objetivo detener el genocidio llevado a cabo por Estado Islámico contra la minoría yasidí, cuyos hombres son asesinados y sus mujeres sistemáticamente violadas y vendidas.
Roza, de 22 años, es la más joven del trío. Viste un chaleco de camuflaje en el que guarda seis grandas, mientras cuelga de su hombro un kalashnikov. En declaraciones a Daily Mail, ha explicado lo que le movió a trasladarse hasta Irak. «Cuando nos enteramos de los yihasdista habían llegado a Sinjar y habían esclavizado y matado a las mujeres yasidíes , decidimos venir para detener la crisis humanitaria», explica.
La limpieza étnica de los yasidíes en el Monte Sinjar comenzó en agosto del año pasado, cuando el EI saqueó sus pueblos. Entraron en aldeas armados con armas de fuego y se llevaron a hombres, mujeres y niños de sus hogares. Aterrorizados, se vieron obligados a permanecer separados, hombres de un lado y las mujeres y los niños, en otro. Los hombres se vieron obligados a renunciar al cristianismo y prometen su lealtad al islam. En caso de negarse, eran agrupados en camiones y llevados a campos de la muerte a las afuras de las aldeas. Les obligaban a cavar sus propias tumbas, antes de que tuvieran que arrodillarse para ser ejecutados con un disparo en la cabez.
Las mujeres y las niñas menores de edad a menudo eran llevadas a ciudades como Mosul y Raqqa, y convertidas en esclavas sexuales. «Lo hicieron en primer lugar para deshacerse de los yasidíes y convertirlos en segundo lugar, a través del maltrato hacia sus mujeres», afirma Roza.
La violación de mujeres es una práctica considerada un arma de guerra,de la que se ha hecho uso durante siglos, para debilitar y exterminar a las poblaciones.
El genocidio de los yasidis llevó al presidente de Estados UnidosBarack Obama a ordenar ataques aéreos contra EI el 7 de agosto, pero estas combatientes aseguran que para entonces ya era demasiado tarde.
Por su parte, Deijly recuerda que habían escuchado de otros combatientes que operan en las cuevas en Sinjar que los yihadistas habían masacrados a los yasidíez cuatro días antes de que tuvieran lugar los bombardeos de EE.UU.
«Nosotras atravesamos la frontera de Turquía el 5 agosto», explica Deijly, de 29 años, que indica que los yazidíes quedaron indefensos después de que el Gobierno Regional de Kurdistán (GRK) y sus tropas, el Peshmerga, se retiraron.«Escuchamos que el Peshmerga había retirado y oímos los niños morían en la montaña»
El último miembro de su unidad, Raparin, de 26 años, recuerda lo que sucedió cuando llegaron al campo de batalla. «Había días quematábamos a diez de ellos».
Ayudadas por los ataques aéreos estadounidenses se unieron a más fuerzas kurdas para abrir un corredor que permitiera que muchos de los yasidíes pudieran cruzar a territorio srio. «Somos uno con los yazidíes y lucharemos contra el EI para vengarnos pro lo que han hecho contra sus mujeres», dijo Deijly.
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